El proceso judicial por el Genocidio en contra del Pueblo Maya Ixil, ha sido para CALDH una oportunidad fundamental para colocar en la sociedad guatemalteca el racismo como eje estructural de la construcción del Estado-nación guatemalteco y vector de la guerra contrainsurgente.

CALDH ha venido enriqueciendo su apuesta política en la búsqueda de la descolonización y la lucha contra del racismo, transversalizando esta apuesta en todo su accionar tanto a nivel interno como externo. En su Plan Estratégico (2020-2024) se posiciona desde un enfoque que parte de los saberes, miradas, memorias, historias, formas organizativas y sistema de justicia propios de los pueblos originarios y a su vez, en su voluntad de retomar y construir nuevas prácticas descoloniales y antirracistas en todas sus formas de relacionamiento.

Desde esta perspectiva, asumimos la dimensión de poder de resistencia de los pueblos originarios y de las mujeres, de sus luchas históricas por la autodeterminación y autonomía de cuerpos y territorios. Específicamente en CALDH se viene construyendo desde los sujetos políticos (principalmente mujeres y comunidades del pueblo maya) con los que trabajamos los casos penales ante el sistema de justicia formal, un concepto más amplio de la justicia que recupere y resignifique sus saberes, cosmovisiones y epistemologías desde su autonomía y memoria histórica. La apuesta de CALDH se orienta a profundizar otras alternativas de justicia, no hegemónica, y de procesos de reparación colectivas que abandonen los aspectos mediatizadores e instrumentalistas del Estado colonial y racista.

La apuesta es a seguir profundizando procesos críticos y reflexivos de memoria, en conjunto con los pueblos, juventudes y mujeres mayas para lograr la necesaria resignificación de los procesos históricos de larga data e impulsar decididamente las reivindicaciones actuales de vidas libres de violencias en los territorios, respeto y cuidado a la madre tierra y a la red de la vida y la libre determinación de los pueblos originarios.

CALDH asume que no es posible realizar un trabajo desde una propuesta descolonial y antirracista sin abordar las propias prácticas racistas y de privilegios, así como la internalización de la opresión. Por todo ello a lo interno de la organización se impulsan procesos de reflexión, análisis y debate político en torno a la descolonización de las relaciones y los imaginarios internalizados que sustentan el racismo, el despojo y la violencia colonial y patriarcal en contra de los pueblos originarios, las mujeres y las juventudes.